lunes, 8 de enero de 2018

Vietnam



Aún mi corazón, muerto,
te anhela y desespera.
Aún tus palabras son
mi fiel lumbrera.
Aún ruego tu perdón,
Vietnam querida.

No me apartes de esa unción;
tus manos prodigiosas protejan
mi sempiterna ilusión.

En el alba,
poesía exclamas.
En mis sueños,
la esperanza reclamas.

Entonces despierto,
entiendo…

Vanos mis deseos,
vanos mis lamentos,
vano es mi llorar
después de aquel
grave detrimento.

Doy cuenta ahora,
inefable criatura,
la oportunidad
ya no perdura.

Mi alma
con gran fragor
muere, se pierde.
Cayendo en la oscuridad,
lentamente,
desaparece.

Aún buscando sin hallar,
supongo que al
destino debo perdonar;
mas tu mirada
siempre he de recordar.














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